Como sabemos, las relaciones poliamorosas se caracterizan, como su nombre lo indica, por NO ser monógamas. Es decir, al contrario del matrimonio monógamo en el que, en apariencia, hay exclusividad afectiva y sexual hacia una sola persona, en las relaciones poliamorosas se involucran varias personas.
Por lo tanto, existe más de un vínculo afectivo y/o sexual (aunque no necesariamente este último) en dichas relaciones poliamorosas. Obviamente que un tipo de relación como ésta, desde todo punto de vista, puede resultar complicada y, en consecuencia, requiere de mucha comunicación, comprensión y madurez.
Al tratarse de una relación “poli” (múltiple) es claro entonces que también existen varios tipos de relaciones poliamorosas. Sobre todo porque las relaciones poliamorosas no distinguen ni son exclusivas en cuanto a género u orientación sexual.
Hasta ahora han sido claramente identificables 3 tipos de relaciones amorosas. Sin embargo, no dudamos que, según como vaya creciendo este movimiento y siendo aceptado socialmente, surjan nuevos tipos de relaciones poliamorosas.
A continuación te hablaremos de cada uno de esos de tipos de relaciones poliamorosas y cuáles son las principales características que los distinguen.
Relaciones poliamorosas jerárquicas
Como su nombre lo indica, se refiere a aquel poliamor en el que existe un nivel jerárquico entre las parejas. Esto es, que dentro de las relaciones poliamorosas de tipo jerárquico existe una pareja o persona que es principal, exclusiva. Mientras que las demás parejas son secundarias o están en un segundo plano.
Pero ¡Ojo! que sean secundarias no quiere decir que no exista compromiso, o que no tengan voz ni voto. Simplemente que, a partir de unos acuerdos previamente establecidos (no olvidemos que la característica principal de las relaciones poliamorosas es el consenso) hay una pareja que se ha definido como principal y goza de una preeminencia que no poseen las demás.
Cómo funciona el poliamor jerárquico
Por ejemplo, mi amigo Carlos, que es poliamoroso, en mi opinión tiene una relación poliamorosa jerárquica. Él me explica que su esposa y él, con una relación buena, pero muy larga, cayeron en la rutina. Eso los llevó a convertirse en poliamorosos.
Uno de los acuerdos a los que llegaron en su consenso para explorar el poliamor fue precisamente que ellos seguirían siendo la pareja principal mientras que las demás parejas serían las secundarias. Es decir, en el plano jerárquico ellos estarían por encima de las demás, serían la principal.
Por lo general el poliamor jerárquico se da en parejas que están casadas o llevan una relación de pareja más o menos permanente. Simplemente en algún momento deciden tener otras relaciones secundarias las cuales también son, de alguna manera, estables ya que duran en el tiempo y tienen su importancia.
Sin embargo no superan o sustituyen a la pareja primaria debido a que previamente se establecieron algunas normas para proteger y conservar a dicha pareja.
Relaciones poliamorosas polifieles
La polifidelidad en las relaciones poliamorosas es lo más parecido a las relaciones monógamas. En este tipo de relación, las 3 o más personas que la conforman acuerdan que no habrá otras relaciones amorosas fuera de su grupo.
O simplemente limitan o prohiben las relaciones con determinadas personas o grupos. Es decir, puede que consientan que tengan nuevas relaciones pero NO con un grupo determinado, como por ejemplo miembros de la familia o compañeros de trabajo.
Cómo funciona la polifidelidad
Volviendo al caso de mi amigo Carlos, mencionado ya anteriormente, por ejemplo él dice que las parejas de su esposa (y de él también por supuesto) son todas mujeres, puesto que ese fue al acuerdo que llegaron. Es decir, su esposa y demás parejas secundarias no pueden relacionarse con hombres.
Por supuesto este es un ejemplo extremo pero válido para explicar la polifidelidad. En el consenso para una relación poliamorosa de tipo polifiel yo puedo acordar que mis parejas no pueden, relacionarse, por ejemplo, con los vecinos o con mis hermanos.
O simplemente que fuera de los miembros que ya conformamos la relación poliamorosa no pueden haber más relaciones. Es decir, conformamos un grupo cerrado, muy al estilo de las relaciones monógamas, sólo que con más gente.
Relaciones poliamorosas anárquicas o libres
Este tipo de relaciones poliamorosas son consideradas por muchos como la forma más genuina del poliamor. La razón es que la forma de abordar las relaciones rompe de manera más firme con las reglas presentes o heredadas de la monogamia.
Digamos que las palabras que identifican a la anarquía relacional son ruptura e igualdad. En efecto, las relaciones poliamorosas anárquicas no establecen jerarquías en sus relaciones, independientemente de las situaciones en que las viva.
Es decir, más allá de que sean relaciones platónicas, sexuales o de amistad todas tienen el mismo valor y son tratadas de la misma manera, sin jerarquización.
Surgimiento de la anarquía relacional
Este concepto de anarquía relacional lo introdujo -en el 2006- la sueca Andie Nordgren en un texto que llamó Manifiesto de la anarquía relacional. Este contenía 8 puntos (que luego Nordgren amplió a 9) con el fin de dar idea o forma a las relaciones poliamorosas anárquicas.
Los 9 principios o puntos que expone Nordgren en su manifiesto para conseguir la anarquía relacional son los siguientes:
- Podemos amar a muchas personas y cada relación es única.
- Amor y respeto en lugar de derechos.
- Encontremos nuestro conjunto básico de valores.
- El heterosexismo está por todas partes, pero no dejemos que eso nos asuste.
- Espontaneidad en lugar de obligación.
- Imaginémoslo hasta conseguirlo.
- La confianza ayuda.
- Cambiemos a través de la comunicación.
- Diseñemos los compromisos a nuestra medida.
Cómo funciona la anarquía relacional
Mi amiga Carolina, a quién conozco desde hace unos cuantos años, practica la anarquía relacional. Actualmente tiene un novio con el que tiene relaciones sexuales constantemente y se llevan de puta madre.
Sin embargo en algunas ocasiones pernocta en mi casa o yo en la de ella, compartimos la cama (sin llegar a tener sexo), historias, algunos besos y, en definitiva, tenemos una relación afectuosa hermosa e importante.
Pero a su vez, antes de su actual pareja, Carolina tuvo una relación con Miriam, una chica con la que duró bastante tiempo en una relación romántica/sexual. Hoy día todavía se ven, comparten, se quieren, pero ya no existe esa relación romántica/sexual.
Carolina no jerarquiza las relaciones, ella es igualmente feliz y está satisfecha si comparte con su novio Diego o con su ex Miriam o conmigo. Ella no nos clasifica ni nos compara sino que nos valora como individuos y la conexión que tiene con nosotros.
A fin de cuentas de eso se trata la anarquía relacional, en reconocer que el amor es abundante y que cada relación, con sus características particulares, es única.
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